sábado, 25 de diciembre de 2010

Muerte del Ex-presidente Carlos Andrés Pérez (25-Dic-2010)


Significa la muerte del penúltimo de los moicanos de la Cuarta República (Queda en vida el ex-presidente Jaime Lusinchi) el renacimiento de la República de Venezuela y el acceso al poder de la Generación Democrática de Relevo.

¿Es el 2012 el punto decisívo para la definición de los destinos de Venezuela entre Comunismo y Democrácia?.

Estas interrogantes tendrán sus propias respuestas.

Repetimos para todos la publicación que hicimos en ocasión del último cumpleaños del hoy fallecido expresidente.

De importancia aquella publicación, porque en ella colocamos su último trascendental discurso ante el Congreso de la República el   20 de mayo de 1993 en ocasión de su defenestración de la Presidencia de la República y posterior encarcelamiento.

Para muchos entendidos, defenestración que era parte estructural de un cambio político que se gestó para el país, y que sorpresivamente para todos quienes lo protagonizaron, gestaron o impulsaron, pública o solapadamente, por sorpresa se trastocó, tornándose en el Proyecto Castro-Comunista que hoy se impulsa y trata de completar en Venezuela. Proyecto que ocupa de una u otra forma, el día a día de cada Venezolano por desentendido que sea, de ricos y pobres, de letrados y menos cultos.

Una defenestración que debe dejar una lección para los Demócratas de Venezuela, Latinoamérica y el mundo.

 
Recomendamos leer o releer dicho discurso, llama la atención su último párrafo donde CAP próclamó:

"Quiera Dios que quienes han creado este conflicto absurdo no tengan motivos para arrepentirse. "

 Discurso ante el Congreso de la República el   20 de mayo de 1993).

                                                             Ex- Carlos Andrés Pérez

Publicación del 20 de Octubre 2.010 

Carlos Andrés Pérez, hombre público. De trascendencia histórica en la Republica de Venezuela. Querido por unos. Odiado hasta la muerte por otros. Es de los pocos políticos en vida que puede catalogarse entre los protagonistas principales en los hechos que en los últimos 25 años, decidieron los destinos de la Venezuela contemporánea. Esta, que vivímos hoy en el 2.010.

De él se dice cualquier cosa, pero, si algo se debe reconocer a Carlos Andrés Pérez sin cortapisas, y más allá de cualquier valoración personal que se haga de él, de sus gestiones, o del ejercicio de su liderazgo Nacional o Internacional, es que más allá de sus circunstancias, sus aciertos, y sus errores, fue siempre fiel a aquél Slogan publicitario "Va de frente y da la cara".

Fue fiel cambatiente contra el comunismo, y por ello se cuenta, ganó sus más radicales adversarios.

Fué digno seguidor y continuador de la política Petrolera Venezolana, en cuanto a defender los intereses de nuestro País en ese sentido, y declaró contra viento y marea lo que se llamó "La Nacionalización de la Industría" que no fué más que la Nacionalización petrolera para convertir a nuestro holding petrolero en una de los más competitívos y respetados a nivel mundial. Hecho logrado en el marco del mayor interés nacional.

Según puede leerse en diversas entrevistas su mayor anhelo es volver a Venezuela. Y en caso de morir fuera de ella, que sus restos vuelvan a Venezuela, eso sí, solo cuando vuelva a reinar en Venezuela la democracia y la Libertad.


Carlos Andrés Pérez

En su cumpleaños 85, queremos traer para Uds. una de sus mejores piezas oratorias, en donde llama a la reflexión sobre la forma artera de hacer política en Venezuela y en donde ilustra lo que al respecto piensa, cuando dice, Cito:

Nuestra manera cruel de combatir sin cuartel ha revivido con fuerza indudable un espíritu inquisitorial y destructor que no conoce límites a la aniquilación, sea moral o política”. Fin de la cita.

Especialmente hacemos esta publicación, para dedicarla a todos aquellos que en la Venezuela actual, ejercen cargos públicos, y están en el ejercicio del poder, o aspiran a ejercerlo a cualquier nivel y en cualquier corriente ideológica.  


Dejamos entonces para Uds. y su justa valoración, interpretación, aprendizaje y reflexión, el


Discurso del Sr. Carlos Andrés Pérez Presidente de la República de Venezuela
 Congreso de la República
20 de mayo de 1993.



Me dirijo a mis compatriotas en uno de los momentos más críticos de la historia del país y de los más difíciles de mi carrera de hombre público.            Debo confesar que pese a toda mi experiencia y al conocimiento de la dramática historia política de Venezuela, jamás pensé que las pasiones personales o políticas pudieran desbordarse de manera semejante y que ya Venezuela podía mirar hacia atrás sin el temor a los incesantes desvaríos de la violencia tan comunes en nuestro proceso histórico.

           
            Yo represento una larga historia política. Una historia que arranca a partir de la muerte de Juan Vicente Gómez y de los primeros gobiernos que sucedieron a la dictadura que demoró por tantas décadas nuestra presencia en el siglo XX. Formé parte de los jóvenes que en 1945 se lanzaron temerariamente a transformar el país. Derrocado Rómulo Gallegos, asumimos todos los riesgos para recuperar para Venezuela su libertad y su dignidad de pueblo libre. Formé parte de quienes desde 1958 combatieron con mayor denuedo por la democracia, contra la subversión que en esos duros años puso en jaque nuestras nacientes instituciones democráticas. En el camino dejamos muchos adversarios vencidos, pero jamás humillados, por el contrario, se les tendió la mano franca cada vez que fue preciso.
Ha cambiado poco nuestra idiosincrasia. Nuestra manera cruel de combatir sin cuartel. Ha revivido con fuerza indudable un espíritu inquisitorial y destructor que no conoce límites a la aniquilación, sea moral o política. Reconozco con inmenso dolor esta realidad y no solo porque yo sea el objetivo de los mayores enconos, a quien se le declara la guerra y se le quiere conducir al patíbulo, sino porque este es un síntoma y un signo de extrema gravedad, de algo que no desaparecerá de la escena política porque simplemente se cobre una víctima propiciatoria. Esta situación seguirá afectando, de manera dramática, al país en los próximos años.

Como no soy un acumulador de resentimientos, me equivoqué al suponer que todos actuábamos así y que las diferencias y los duelos políticos nunca serían duelos a muerte.

            Supuse que la política venezolana se había civilizado y que el rencor y los odios personales no determinarían su curso. Me equivoqué. Hoy lo constatamos. Pido a mis compatriotas que entiendan estas reflexiones no como expresión nostálgica o dolida de quien se siente vencido o derrotado. No. Ni vencido ni derrotado. Mis palabras son una convocatoria a la reflexión de mis compatriotas sobre los duros tiempos que nos esperan y un llamado a los líderes políticos, a los responsables de los medios de comunicación, para que mediten y adecúen su conducta a la gravedad del momento que vivimos. Ojalá que nos sirva la lección de esta crisis. Que se inicie una rectificación nacional de las conductas que nos precipitan a impredecibles situaciones de consecuencias dramáticas para la economía del país y para la propia vigencia de la democracia que tantos sacrificios ha costado a nuestro pueblo.

            Como Presidente de la República, antes y ahora, he actuado con mesura y con abierto ánimo de conciliación. No he perseguido a nadie. A nadie he hostilizado. Sin embargo, contra nadie se ha desatado una campaña sistemática, larga y obsesiva, como se ha ensañado contra mí y contra mi gobierno. La he soportado con la convicción de que en las democracias son siempre preferibles los abusos de la oposición que los abusos del gobierno.

            Los adversarios que quedaron en el camino y los enconos de las luchas políticas pasadas se fueron uniendo poco a poco y todos fueron resucitando agravios que parecían olvidados. Así se ha formado la coalición que tiene en zozobra al país, articulados en esta confabulación que nos abruma. Nunca una coalición fue tan disímil. Cuando se retratan en grupo aparecen señalados con definiciones precisas de diversas etapas de la lucha política de, los últimos cincuenta años. Rostros de derrotados o frustrados que regresan como fantasmas o como espectros, predicando promesas mágicas de resurrección.

            Es como la rebelión de los náufragos políticos de las últimas cinco décadas. Los rezagos de la subversión de los años 60. Con nuevos reclutas. Los derrotados en las intentonas subversivas del 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992 se incorporan a la abigarrada legión de causahabientes. Todos los matices, todas las ambiciones y todas las frustraciones juntas de repente. Me resisto a imaginarme a Venezuela en febrero de 1994, cuando los profetas de tan engañosas promesas tengan que enfrentar la realidad del país, en medio de una pugna imaginable, ésta sí, por sus cuotas de poder.

            Me siento orgulloso de lo que, acompañado por mis colaboradores a lo largo de mi gobierno, y por la digna y leal conducta de las Fuerzas Armadas, hemos logrado hacer para darle rumbo moderno y definitivo al Estado venezolano. Al propio tiempo que siento la angustia y la pena por la crisis que inevitablemente ha acompañado al proceso de reformas que emprendimos, porque este Gobierno que presidía ha dado contribución decisiva para escribir nuestra historia contemporánea. Historia sencilla, que arranca esta vez, desde 1 989, cuando debimos acometer esta serie de reformas profundas, tanto políticas como económicas.

            Puse todo empeño en las reformas políticas. Y así comenzamos por convertir la Presidencia de la República de un poder absoluto a un poder moderado. Cuatro partidos políticos comparten o han compartido el poder a lo largo de este período presidencial. Dos elecciones de gobernadores y de alcaldes han tenido lugar en cuatro años. Reclamo un protagonismo especial en este proceso de reformas que se orientó hacia el logro de la democratización del poder y de una participación nacional inequívoca.

            A la par de las reformas políticas se emprendieron las reformas económicas. Ya no era posible el estatismo, porque el Estado macrocefálico había llegado a su fin. La armonía social financiada de manera ilimitada por el petróleo llegó a su fin. Fue una decisión que requirió voluntad y coraje, no fue fácil, porque implicaba un cambio de rumbo en una historia de un país petrolero de cincuenta años de deformaciones.

            Asumí la impopularidad de esta tarea. Tenía una alternativa quizás distinta: porfiar hasta el final y comprometer los recursos del Estado, extremando la falsa armonía social. Pero los resultados habrían sido catastróficos. Hemos puesto a Venezuela, con esas reformas económicas y comerciales, en sintonía con lo que ocurre en el mundo y también en nuestra propia región de América Latina.

            Nuestra economía, para sorpresa de analistas, creció de manera notable en medio, incluso, de tiempos adversos como los de 1992, cuando se atentó de manera pertinaz contra las instituciones democráticas y contra la estabilidad del régimen, y, desde luego, contra el Presidente de la República, en primer término. El Pacto Andino se hizo posible gracias a estas decisiones que dieron rumbo moderno a nuestra economía.

            El país tendrá que conocer a plenitud, despojada la realidad de toda esta repudiable campaña de mentiras, calumnias y deformación de la verdad, el claro perfil del proceso que hemos vivido en estos años.




            Ninguna conspiración, ninguna confabulación por variada y poderosa que sea, ninguna conjura, me arrancarán del alma del pueblo venezolano. Para él he vivido, por él he luchado de manera denodada. Por él continuaré luchando. Más temprano que tarde comprenderán que he actuado con la conciencia más cabal y más plena de que opté por el camino más conveniente. El futuro dirá, y lo dirá muy pronto, si he actuado con razón, si hemos interpretado correctamente el momento y las circunstancias del país.

            Jamás he presumido de hombre o de político infalible. Innumerables pueden haber sido mis errores de buena fe, pero, en el balance de una vida política larga y apasionada, estoy persuadido de que se reconocerá mi contribución con equidad y con justicia.

            Repito lo que ayer dije, el país contempló estupefacto cómo se ejercieron sobre los magistrados del alto tribunal las más desembozadas presiones.

            Estas son, compatriotas, manifestaciones de una actitud que ha perdido hasta las normas del recato para lanzarse abiertamente por el camino de las presiones ejercidas sin medir las consecuencias institucionales que tales actitudes comportan.

           


            En el día de hoy, los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, reunidos en Sala Plena, encontraron méritos para enjuiciar al Presidente de la República y a los ex ministros Alejandro Izaguirre y Reinaldo Figueredo.

            El pasado 9 de marzo, en mensaje dirigido a la nación, expliqué minuciosamente la forma y las razones por las cuales se tramitó esa rectificación presupuestaria de 250 millones de bolívares, con cargo a los servicios de inteligencia y seguridad del Estado. Fue una explicación precisa y clara. Nada tengo que rectificar o agregar a lo que allí dije. Y una vez más quiero dejar constancia de que no hubo delito alguno. Y jamás podrá presentarse, tampoco, prueba que ponga en tela de juicio la conducta del Ministro de Relaciones Interiores que tuvo a su cargo el manejo de esa partida, como del Ministro de la Secretaría que no tuvo ninguna injerencia en su manejo.

            Me dirijo hoy a todos mis compatriotas y a todos los extranjeros que han hecho de Venezuela su patria. Quien como yo, que ha dedicado su vida entera a la conquista, defensa y consolidación de la democracia, no tiene que ratificar que acato esta decisión de la Corte Suprema de justicia. No la juzgo. Será la historia —implacable en su veredicto— la que lo hará más adelante. Y la acato, porque asumo mi responsabilidad como Presidente, como poder y como venezolano. Del mismo modo que tendrán que asumir la suya quienes han conducido al país a esta encrucijada dramática de su historia.

            Lo que más me duele es que esta decisión de la Corte Suprema de justicia se produce en el mismo momento en que el país se enrumba positiva y francamente hacia su recuperación política y económica. En lo político, los venezolanos han escogido sus candidatos presidenciales para así cumplir con la renovación democrática de la conducción de la jefatura del Estado. Un aire de satisfacción se respira, hasta este momento, de plena normalización de la vida institucional. En lo económico, comienzan a confirmarse con nitidez los avances sustanciales en el proceso de recuperación productiva después de los inmensos sacrificios que hemos hecho todos para modernizar la economía nacional.

            Estábamos viviendo un período de franca tranquilidad que expresaba el apaciguamiento de las tensiones experimentadas por el país desde el año pasado.


No me perdonan que haya sido dos veces Presidente por aclamación popular. No me perdonan que sea parte consubstancial de la historia venezolana de este medio siglo. No me perdonan que haya enfrentado todos los avatares para salir victorioso de ellos. No se me perdonan ni mis errores ni mis aciertos. Pero aquí estoy: entero y dedicado a Venezuela. Consagrado con pasión hoy, como ayer, al servicio de los venezolanos. De todos. De los que me apoyan, de los que me adversan y de los que tienen duda. Aquí estoy.
Fue en 1992 que brotó la soterrada conspiración civil, que aprovechó astutamente la conmoción producida por la felonía de los militares golpistas. La misma conspiración de hoy que recurre a otros métodos, porque se agotaron todos los demás, desde la metralla y el bombardeo implacable hasta la muerte moral. Si no abrigara tanta convicción en la transparencia de mi conducta que jamás manchará mi historia, y en la seguridad del veredicto final de justicia, no tengo inconveniente en confesar que hubiera preferido la otra muerte.


 La decisión de la Corte Suprema de Justicia cambia radicalmente este cuadro

            Ratifico ante mis compatriotas que no he incurrido ni en éste, ni en ningún otro caso, en manejos ilícitos, impropios o irregulares. No me he enriquecido jamás. Mi ambición siempre ha sido contribuir con mi esfuerzo a perfilar un rumbo moderno y promisorio para Venezuela.

            De mí se han dicho y se dicen muchas cosas. Se podrán decir todas las que se quieran en el terreno político. Esta es la práctica de una democracia activa y vigorosa. Pero nunca, ¡nunca!, podrá decirse que me he aprovechado en términos personales de las posiciones que he ocupado por voluntad del pueblo. Tampoco nadie me podrá enrostrar que he propiciado, estimulado o provocado la comisión de hechos ilícitos.

            El dinero de la partida secreta, por el cual la Corte Suprema de justicia ha acordado el enjuiciamiento del Presidente de la República, en este y en todos los casos, ha sido utilizado de acuerdo a las disposiciones que la ley prevé.

            Ahora nos enfrentamos al juicio. No solicitaré de los señores senadores que anulen la decisión de la Corte Suprema de justicia. Sino que les pido reflexionar sobre la insólita e innoble crisis que ahora se le abre al país con la decisión de una Corte que debemos respetar y acatar pero que crea el insólito precedente de actuar como un organismo político que desatiende sus nobles y altos cometidos de darle majestad a la justicia.

            Allí iniciaré una nueva etapa de mi vida política que nunca ha dado tregua a sus afanes. Allí anunciaré que más allá de asumir mis enteras responsabilidades en el juicio que se me inicia, me lanzaré al rescate del sentimiento popular. No me defenderé porque no tengo nada de que defenderme. No me agrediré porque no he envilecido nunca el debate político ni con el insulto ni con la calumnia.

            Tal como lo establece la Constitución Nacional, procederé inmediatamente a entregarle el cargo al Presidente del Congreso, con el fin de que el Parlamento proceda a designar a la brevedad posible a quien ha de encargarse de la Presidencia, mientras se decida el juicio contra el Presidente de la República.

            Convoco a las fuerzas políticas, económicas, institucionales y sociales, a los medios de comunicación y a todos los venezolanos, a unirse alrededor del encargado de la Presidencia de la República que designe el Congreso para superar este momento aciago.

            Mi pasión, mi interés, el incansable quehacer que me ha caracterizado y el coraje que he demostrado en los momentos más difíciles siempre han estado al servicio de Venezuela. A lo largo de toda mi vida, desde que era apenas un adolescente, he consagrado mi existencia a los grandes intereses de nuestro pueblo. A Ustedes he consagrado mi destino.           


Quiera Dios que quienes han creado este conflicto absurdo no tengan motivos para arrepentirse.



CAP. (Congreso de la República el   20 de mayo de 1993).

viernes, 19 de noviembre de 2010

Braulio Sánchez (Juez) - María Lourdes Afiuni (Juez), y “Candelita que se prende, candelita que se apaga”



Caracas, 19 Nov- 2010.
Por: Gruber Flores.

Ha causado particular sorpresa en los predios de Venezuela, la decisión del juez Braulio Sánchez de ordenar libertad plena para los 35 ciudadanos usuarios del Metro de Caracas privados de libertad  acusados de protestas en las instalaciones de este medio de transporte a nivel de la estación Propatria. Entre otras acusaciones se habían indicado resistencia  a la autoridad y causar alarma en el sistema de transporte público. El juez Sánchez no encontró pruebas suficientes de que estas personas estuviesen incursas en delito alguno, y clara y expeditamente, ordenó la medida de libertad plena para estas 35 personas. Estas personas fueron beneficiadas de esta medida, y ante los ojos incrédulos de los Venezolanos recuperaron su libertad.  


                                           
Liberación por decisón de juez Braulio Sánchez

La sorpresa proviene del hecho de que el juez Sánchez, actuando con claridad meridiana, con apego al derecho, y decidiendo con total autonomía, declara libertad plena para los acusados, aún a  sabiendas que esta medida iba en contra de lo que se entendió a  nivel Nacional deseaba el estamento que rige actualmente en Venezuela, deseo que no era otro que: “métanmelos presos”.

Por otra parte, había sorprendido ya tiempo antes, una decisión de la juez María Lourdes Afiuni con la cual dejó en libertad al Sr. Eligio Cedeño.

Privada de su libertad desde el 10 de Diciembre del 2.009 por dicha decisión, y tras las rejas lidiando una ardua batalla legal,  este caso se ha convertido en caso de estudio nacional e internacional por sus implicaciones, y a mi modo de ver, se puede resumir de esta forma: El Estado contra un ciudadano. 


Juez María Lourdes Afiuni.

En ambos casos, los expertos explican que legal y procedimentalmente ambos  jueces actuaron apegados a derecho, y eso, en estos tiempos de “Proceso” no es bien visto en Venezuela. Pues se ve mejor del lado del régimen, actuar apegado, al “Proceso”.   

¿Sorpresa por estas decisiones?

Podrían no sorprender, debído a una práctica anunciada hace algunos años por el hoy presidente de Venezuela, según la cual lo que amenace a su “proceso” es candelita, y por televisión hizo su promesa de que “Candelita que se prenda, candelita que se apaga”.

Así sus acólitos, han seguido al pié de la letra la instrucción y la premisa de “Candelita que se prenda, candelita que se apaga” y esto se refleja en casos en donde la ley y la justicia quedan como en el techo, mirando hacia los lados.

Entre algunos de estos casos pueden mencionarse desde expropiaciones hasta puñetazos a mujeres en marchas, privativas de libertad hasta donde explican los entendidos fuera de toda norma, casos sin destino como Pudreval y caso Anderson, FARC; esto sin hablar de lo que sucede en la cárceles Venezolanas, ni de Investigación alguna a la forma cómo se manejan los dineros públicos desde hace 11 años, dineros que según los entendidos han excedido los 900 mil millones de dólares en 11 años. Solo menciono estos, como algunos casos acontecídos en estos últimos 11 años, y en donde creo, la justicia Venezolana o internacional, debería jugar y jugará papel estelar.     

Bajo esta situación, del poder judicial, y de la aplicación de justicia en Venezuela,  siempre habrá resquemores. Y la gente seguirá escéptica en cuanto a dicho poder.

Mientras el gobierno juega a apagar estas dos candelitas (Braulio Sánchez y María Lourdes Afiuni) que si le pueden prender un Candelero al convertirse en los pioneros del rescate de la aplicación de justicia en Venezuela y del adecentamiento y recuperación de la confianza en el poder judicial, los Venezolanos seguimos preguntándonos si se prende el candelero, o se apaga otra candelita-

Mientras tanto, los días avanzan indetenibles hacia el 2.012, y la voz de la gente se va expresando pausada, consecuente y consistentemente en cada elección y en "votos", que es como en política duele. Aqí cabe decir, que lo que sucede con la la aplicaicón de justicia en Venezuela, es innegablemente un hecho político y si Ud quiere confirmarlo, analice un momento el uso de la palabra "Exprópiece".  

En lo personal creo que debemos seguir avanzando para recuperar el terreno perdido, y avanzar hacia el adecentamiento de la justicia, terreno en donde los Braulio Sánchez y María Afiunis se las juegan todas.  Ese es el homenaje que se puede hacer a personas del tenor de estos dos jueces.

En todo caso, creo vienen en camino muchos Braulios Sánchez y muchas jueces Afiunis, por lo cual convencido estoy de que el  que tenga rabo e paja, que se prepare, porque todo tiene su tiempo y su momento. Como dice el viejo adagio,  se puede engañar y abusar mucho tiempo, largo tiempo, pero no todo el tiempo.

Dado esto, le digo a los personeros del proceso y a todo el que tenga deudas con la justicia, repito les digo, vienen en camino muchos Braulio Sánchez y muchas jueces Afiunis. Preparen sus defensas, porque a diferencia de cómo Uds lo hacen, se les permitirá defenderse de acuerdo a la norma, y si demuestran su inocencia, los venezolanos esperamos queden libres de cualquier acusación; pero, si se demuestra su culpabilidad en cualquier denuncia, los venezolanos esperamos que vayan presos, y bien presos, porque todos conocemos aquella máxima del argot popular que reza: “El que la hace, la paga”.



domingo, 31 de octubre de 2010

Expropiaciones en Venezuela desde 2.007

Tinaquillo.
Edo. Cojedes. Venezuela.
31 de Octubre del 2.010.
Fuente: http://www.genaromosquera.blogspot.com/ de Genaro Mosquera. Min UNIDAD Edo. Bolivar. Venezuela.  (Fuente EFE/Conindustría/ AFP).

Conozca las expropiaciones y nacionalizaciones que ha realizado el Gobierno Chavista desde 2.007.


El presidente venezolano, continúa su plan de nacionalización de áreas “estratégicas” iniciado en enero de 2007, con la expropiación de la sucursal en Venezuela de la empresa estadounidense Owens Illinois, líder mundial en la fabricación de envases de vidrio. Tras ganar por amplia mayoría las elecciones presidenciales de diciembre de 2006, anunció que iba a nacionalizar empresas de “sectores estratégicos” como el petrolero, el eléctrico, el telefónico y el alimentario.


En febrero de 2009, el mandatario obtuvo una nueva victoria en el referendo sobre la reelección indefinida, que le permitirá presentarse a un nuevo mandato presidencial en 2012, y reavivó el proceso estatizador con la toma, en mayo de ese año, de 76 empresas de servicios petroleros en el estado occidental de Zulia.
                                                   

La cronología del proceso de nacionalizaciones es la siguiente:
2007:
- Febrero.- El Gobierno firma la compra de la compañía eléctrica Seneca y del 82,14% de Electricidad de Caracas, ambas controladas por capital estadounidense.
- 1 mayo.- La estatal Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) toma simbólicamente el control de los campos petrolíferos de la Faja del Orinoco, con reservas estimadas en 316.000 millones de barriles, tras acordar la creación de empresas mixtas con mayoría estatal.
- Mayo.- El Gobierno nacionaliza la Compañía Anónima Nacional de Teléfonos de Venezuela (CANTV). Además, eleva al 92,98% la participación estatal en Electricidad de Caracas con una OPA.
- 26 junio.- Las estadounidenses Exxon Mobil y ConocoPhilips rechazan formar una empresa mixta con mayoría accionarial de PDVSA en la Faja del Orinoco e inician un litigio contra el Gobierno venezolano.

2008

- Enero.- Treinta y dos campos petroleros de la Faja del Orinoco pasan oficialmente a control estatal.
- 14 marzo.- Nacionalización de una cadena frigorífica y la empresa Lácteos Los Andes para garantizar la “soberanía alimentaria”.
- 3 abril.- Hugo Chávez anuncia que nacionalizará “toda la industria cementera” del país.
3 abril.- Hugo Chávez anuncia que nacionalizará “toda la industria cementera” del país.
- 9 abril.- Chávez ordena la nacionalización de la siderúrgica Sidor, del grupo italoargentino Ternium Techint.
- 31 julio.- Chávez anuncia que nacionalizará el Banco de Venezuela, filial del español Santander (decisión que quedó entonces congelada).
- 18-19 agosto.- El Gobierno acuerda comprar la cementera francesa Lafarge y la suiza Holcim (por 552 millones de dólares y 267 millones, respectivamente) y expropia la filial de la mexicana Cemex. Aún no se ha llegado a un acuerdo con Cemex.
- 27 agosto.- Aprobada una ley que nacionaliza el transporte interno de combustible, del que PDVSA ya controlaba el 49%.
- 5 noviembre.- El Gobierno anuncia la nacionalización en 2009 de la mina de oro “Las Cristinas”, explotada desde 2002 por la empresa canadiense Crystallex.

2009

- 28 febrero.- El Gobierno ordena la intervención y control militar de empresas arroceras a las que acusa de los desabastecimientos. La principal afectada es Alimentos Polar.
- 4 marzo.- Chávez ordena expropiar las plantas procesadoras de arroz de la empresa estadounidense Cargill, a la que acusa de “violar” la ley de producción de alimentos con precios controlados.
- 6 marzo.- Intervención de 1.500 hectáreas de tierras de la multinacional papelera irlandesa Smurfit Kappa, “para sembrar caraotas (fríjoles), maíz, sorgo, yuca, ñame”.
- 15 marzo.- Chávez ordena la toma militar de los puertos de Maracaibo y Puerto Cabello, ante la resistencia de las autoridades regionales a transferir su gestión al poder central.
6 marzo.- Intervención de 1.500 hectáreas de tierras de la multinacional papelera irlandesa Smurfit Kappa, “para sembrar caraotas (fríjoles), maíz, sorgo, yuca, ñame”.
- 18 marzo.- La Alcaldía del Caracas firma un acuerdo amistoso de desalojo de un solar de Coca Cola-Femsa.
- 26 marzo.- Chávez anuncia que la aerolínea Aeropostal, intervenida en noviembre de 2008, se convertirá en empresa de “propiedad social”.
- 8 mayo.- Nacionalización de 60 empresas de actividades petroleras complementarias (transporte, inyección de agua, vapor o gas) en el lago de Maracaibo (occidente).
- 10 mayo.- El presidente Chávez expropia 10.000 hectáreas de latifundios para fomentar la producción de alimentos.
- 15 mayo.- El Gobierno venezolano inicia la “ocupación temporal”, por 90 días, de una planta productora de pasta de la trasnacional estadounidense Cargill.
- 21 mayo.- Chávez anuncia la nacionalización de cuatro empresas metalúrgicas, Matesi, Comsigua, Orinoco Iron, Venprecar, y una fabricante de tubos de acero sin costura, con capitales japoneses, mexicanos, europeos y australianos.
- 21 mayo.- El mandatario venezolano encabeza el acto de toma de control de la “Planta Compresora de Gas PIGAP II”, expropiada a la firma estadounidense Williams Companies Inc.
- 3 jul.- El Gobierno venezolano formaliza la compra del Banco de Venezuela, filial en el país del Grupo Santander, con un primer pago del total de 1.050 millones de dólares acordados, en un acto que contó con la presencia del presidente de la entidad española, Emilio Botín.
- 14 oct.- El Gobierno venezolano decreta la “adquisición forzosa” del Complejo Hotelero Margarita Hilton, tras vencer el 13 de octubre de 2009 el contrato que tenía la cadena Hilton para su gestión, según explica el Ministerio de Turismo.
- 21 oct.- El Gobierno venezolano interviene dos centrales azucareras como paso previo a su expropiación, una de ellas de capital colombiano.

2010

- 19 ene.- La oficialista Asamblea Nacional venezolana declara de “utilidad pública e interés social” la cadena de hipermercados Éxito, perteneciente al grupo francés Casino, y un centro comercial caraqueño, como primer paso para la expropiación de esos bienes.
- 20 ene.- Chávez firma el decreto de expropiación de los seis mercados de la cadena Éxito.
- 7 feb.- Chávez ordena la expropiación de un conjunto de edificios en el centro de Caracas para “recuperar su valor histórico”.
7 feb.Chávez ordena la expropiación de un conjunto de edificios en el centro de Caracas para “recuperar su valor histórico”.
- 13 feb.- El gobernante venezolano anuncia que aceptó una propuesta del grupo francés Casino y comprará el 80 por ciento de su paquete accionarial en la empresa Cativen, propietaria de los expropiados hipermercados Éxito y de la cadena de automercados Cada.
- 27 abr.- Chávez firma el decreto de expropiación de unos galpones de las empresas Polar, la mayor productora y procesadora de alimentos del país, a la que recomienda resignarse y no resistirse a la medida.
- 12 may.- El Gobierno venezolano anuncia la nacionalización de la Universidad Santa Inés, en Barinas, el estado natal de Chávez, por presentar supuestas “irregularidades administrativas”.
- 13 may.- El Gobierno venezolano decreta la expropiación de la empresa de alimentos Sociedad Mercantil Molinos Nacionales (Monaca), participada mayoritariamente por el grupo mexicano Gruma.
- 6 jun.- Anuncio de “adquisición forzosa” de las empresas Envases Internacional y Aventuy, fabricantes de envases de aluminio y cartón para alimentos, respectivamente. Además, se decretó la expropiación de la Empresa Industria Nacional de Artículos de Ferretería y de nueve comercios, cuatro en Caracas y el resto en el interior del país.
- 24 jun.- Orden de nacionalización de 11 taladros petroleros de la empresa estadounidense Helmerich & Payne (H&P).
- 3 oct.- Nacionalización de la empresa “Agroisleña”, con capital español y la principal distribuidora de productos para el campo, con 82 puntos de venta y ocho silos en todo el país.
- 25 oct.- Orden de expropiación de la sucursal en Venezuela de la empresa estadounidense Owens Illinois, líder mundial en la fabricación de envases de vidrio para bebidas, alimentos, medicamentos y cosméticos.

Vía EFE

jueves, 28 de octubre de 2010

Carlos Andrés Pérez en su 88 cumpleaños

Repetimos para todos la publicaión que hicimos en ocasión del último cumpleaños del hoy fallecido expresidente.

De importancia esq publicaicón, porque en ella colocamos su último trascendental discurso, ante el congreso de la República en ocasión de su defenestración, para muchos entenmdidos, defenestración que era parte estructural de un cambio que se tornó para sorpresa de muhcos, en la Venezuela que hoy vivimos.

Recomendamos leer o releer dicho discurso, llama la atención su último parrafo donde CAP próclamó:

"Quiera Dios que quienes han creado este conflicto absurdo no tengan motivos para arrepentirse. "



CAP. (Congreso de la República el   20 de mayo de 1993).

Publicación de

Carlos Andrés Pérez, hombre público. De trascendencia histórica en la Republica de Venezuela. Querido por unos. Odiado hasta la muerte por otros. Es de los pocos políticos en vida que puede catalogarse entre los protagonistas principales en los hechos que en los últimos 25 años, decidieron los destinos de la Venezuela contemporánea. Esta, que vivímos hoy en el 2.010.

De él se dice cualquier cosa, pero, si algo se debe reconocer a Carlos Andrés Pérez sin cortapisas, y más allá de cualquier valoración personal que se haga de él, de sus gestiones, o del ejercicio de su liderazgo Nacional o Internacional, es que más allá de sus circunstancias, sus aciertos, y sus errores, fue siempre fiel a aquél Slogan publicitario "Va de frente y da la cara".

Fue fiel cambatiente contra el comunismo, y por ello se cuenta, ganó sus más radicales adversarios.

Fué digno seguidor y continuador de la política Petrolera Venezolana, en cuanto a defender los intereses de nuestro País en ese sentido, y declaró contra viento y marea lo que se llamó "La Nacionalización de la Industría" que no fué más que la Nacionalización petrolera para convertir a nuestro holding petrolero en una de los más competitívos y respetados a nivel mundial. Hecho logrado en el marco del mayor interés nacional.

Según puede leerse en diversas entrevistas su mayor anhelo es volver a Venezuela. Y en caso de morir fuera de ella, que sus restos vuelvan a Venezuela, eso sí, solo cuando vuelva a reinar en Venezuela la democracia y la Libertad.


Carlos Andrés Pérez

En su cumpleaños 85, queremos traer para Uds. una de sus mejores piezas oratorias, en donde llama a la reflexión sobre la forma artera de hacer política en Venezuela y en donde ilustra lo que al respecto piensa, cuando dice, Cito:

Nuestra manera cruel de combatir sin cuartel ha revivido con fuerza indudable un espíritu inquisitorial y destructor que no conoce límites a la aniquilación, sea moral o política”. Fin de la cita.

Especialmente hacemos esta publicación, para dedicarla a todos aquellos que en la Venezuela actual, ejercen cargos públicos, y están en el ejercicio del poder, o aspiran a ejercerlo a cualquier nivel y en cualquier corriente ideológica.  


Dejamos entonces para Uds. y su justa valoración, interpretación, aprendizaje y reflexión, el


Discurso del Expresidentes Sr. Carlos Andrés Pérez Presidente de la República de Venezuela
 Congreso de la República el   20 de mayo de 1993.



Me dirijo a mis compatriotas en uno de los momentos más críticos de la historia del país y de los más difíciles de mi carrera de hombre público.            Debo confesar que pese a toda mi experiencia y al conocimiento de la dramática historia política de Venezuela, jamás pensé que las pasiones personales o políticas pudieran desbordarse de manera semejante y que ya Venezuela podía mirar hacia atrás sin el temor a los incesantes desvaríos de la violencia tan comunes en nuestro proceso histórico.

           
            Yo represento una larga historia política. Una historia que arranca a partir de la muerte de Juan Vicente Gómez y de los primeros gobiernos que sucedieron a la dictadura que demoró por tantas décadas nuestra presencia en el siglo XX. Formé parte de los jóvenes que en 1945 se lanzaron temerariamente a transformar el país. Derrocado Rómulo Gallegos, asumimos todos los riesgos para recuperar para Venezuela su libertad y su dignidad de pueblo libre. Formé parte de quienes desde 1958 combatieron con mayor denuedo por la democracia, contra la subversión que en esos duros años puso en jaque nuestras nacientes instituciones democráticas. En el camino dejamos muchos adversarios vencidos, pero jamás humillados, por el contrario, se les tendió la mano franca cada vez que fue preciso.
Ha cambiado poco nuestra idiosincrasia. Nuestra manera cruel de combatir sin cuartel. Ha revivido con fuerza indudable un espíritu inquisitorial y destructor que no conoce límites a la aniquilación, sea moral o política. Reconozco con inmenso dolor esta realidad y no solo porque yo sea el objetivo de los mayores enconos, a quien se le declara la guerra y se le quiere conducir al patíbulo, sino porque este es un síntoma y un signo de extrema gravedad, de algo que no desaparecerá de la escena política porque simplemente se cobre una víctima propiciatoria. Esta situación seguirá afectando, de manera dramática, al país en los próximos años.

Como no soy un acumulador de resentimientos, me equivoqué al suponer que todos actuábamos así y que las diferencias y los duelos políticos nunca serían duelos a muerte.

            Supuse que la política venezolana se había civilizado y que el rencor y los odios personales no determinarían su curso. Me equivoqué. Hoy lo constatamos. Pido a mis compatriotas que entiendan estas reflexiones no como expresión nostálgica o dolida de quien se siente vencido o derrotado. No. Ni vencido ni derrotado. Mis palabras son una convocatoria a la reflexión de mis compatriotas sobre los duros tiempos que nos esperan y un llamado a los líderes políticos, a los responsables de los medios de comunicación, para que mediten y adecúen su conducta a la gravedad del momento que vivimos. Ojalá que nos sirva la lección de esta crisis. Que se inicie una rectificación nacional de las conductas que nos precipitan a impredecibles situaciones de consecuencias dramáticas para la economía del país y para la propia vigencia de la democracia que tantos sacrificios ha costado a nuestro pueblo.

            Como Presidente de la República, antes y ahora, he actuado con mesura y con abierto ánimo de conciliación. No he perseguido a nadie. A nadie he hostilizado. Sin embargo, contra nadie se ha desatado una campaña sistemática, larga y obsesiva, como se ha ensañado contra mí y contra mi gobierno. La he soportado con la convicción de que en las democracias son siempre preferibles los abusos de la oposición que los abusos del gobierno.

            Los adversarios que quedaron en el camino y los enconos de las luchas políticas pasadas se fueron uniendo poco a poco y todos fueron resucitando agravios que parecían olvidados. Así se ha formado la coalición que tiene en zozobra al país, articulados en esta confabulación que nos abruma. Nunca una coalición fue tan disímil. Cuando se retratan en grupo aparecen señalados con definiciones precisas de diversas etapas de la lucha política de, los últimos cincuenta años. Rostros de derrotados o frustrados que regresan como fantasmas o como espectros, predicando promesas mágicas de resurrección.

            Es como la rebelión de los náufragos políticos de las últimas cinco décadas. Los rezagos de la subversión de los años 60. Con nuevos reclutas. Los derrotados en las intentonas subversivas del 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992 se incorporan a la abigarrada legión de causahabientes. Todos los matices, todas las ambiciones y todas las frustraciones juntas de repente. Me resisto a imaginarme a Venezuela en febrero de 1994, cuando los profetas de tan engañosas promesas tengan que enfrentar la realidad del país, en medio de una pugna imaginable, ésta sí, por sus cuotas de poder.

            Me siento orgulloso de lo que, acompañado por mis colaboradores a lo largo de mi gobierno, y por la digna y leal conducta de las Fuerzas Armadas, hemos logrado hacer para darle rumbo moderno y definitivo al Estado venezolano. Al propio tiempo que siento la angustia y la pena por la crisis que inevitablemente ha acompañado al proceso de reformas que emprendimos, porque este Gobierno que presidía ha dado contribución decisiva para escribir nuestra historia contemporánea. Historia sencilla, que arranca esta vez, desde 1 989, cuando debimos acometer esta serie de reformas profundas, tanto políticas como económicas.

            Puse todo empeño en las reformas políticas. Y así comenzamos por convertir la Presidencia de la República de un poder absoluto a un poder moderado. Cuatro partidos políticos comparten o han compartido el poder a lo largo de este período presidencial. Dos elecciones de gobernadores y de alcaldes han tenido lugar en cuatro años. Reclamo un protagonismo especial en este proceso de reformas que se orientó hacia el logro de la democratización del poder y de una participación nacional inequívoca.

            A la par de las reformas políticas se emprendieron las reformas económicas. Ya no era posible el estatismo, porque el Estado macrocefálico había llegado a su fin. La armonía social financiada de manera ilimitada por el petróleo llegó a su fin. Fue una decisión que requirió voluntad y coraje, no fue fácil, porque implicaba un cambio de rumbo en una historia de un país petrolero de cincuenta años de deformaciones.

            Asumí la impopularidad de esta tarea. Tenía una alternativa quizás distinta: porfiar hasta el final y comprometer los recursos del Estado, extremando la falsa armonía social. Pero los resultados habrían sido catastróficos. Hemos puesto a Venezuela, con esas reformas económicas y comerciales, en sintonía con lo que ocurre en el mundo y también en nuestra propia región de América Latina.

            Nuestra economía, para sorpresa de analistas, creció de manera notable en medio, incluso, de tiempos adversos como los de 1992, cuando se atentó de manera pertinaz contra las instituciones democráticas y contra la estabilidad del régimen, y, desde luego, contra el Presidente de la República, en primer término. El Pacto Andino se hizo posible gracias a estas decisiones que dieron rumbo moderno a nuestra economía.

            El país tendrá que conocer a plenitud, despojada la realidad de toda esta repudiable campaña de mentiras, calumnias y deformación de la verdad, el claro perfil del proceso que hemos vivido en estos años.




            Ninguna conspiración, ninguna confabulación por variada y poderosa que sea, ninguna conjura, me arrancarán del alma del pueblo venezolano. Para él he vivido, por él he luchado de manera denodada. Por él continuaré luchando. Más temprano que tarde comprenderán que he actuado con la conciencia más cabal y más plena de que opté por el camino más conveniente. El futuro dirá, y lo dirá muy pronto, si he actuado con razón, si hemos interpretado correctamente el momento y las circunstancias del país.

            Jamás he presumido de hombre o de político infalible. Innumerables pueden haber sido mis errores de buena fe, pero, en el balance de una vida política larga y apasionada, estoy persuadido de que se reconocerá mi contribución con equidad y con justicia.

            Repito lo que ayer dije, el país contempló estupefacto cómo se ejercieron sobre los magistrados del alto tribunal las más desembozadas presiones.

            Estas son, compatriotas, manifestaciones de una actitud que ha perdido hasta las normas del recato para lanzarse abiertamente por el camino de las presiones ejercidas sin medir las consecuencias institucionales que tales actitudes comportan.

           


            En el día de hoy, los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, reunidos en Sala Plena, encontraron méritos para enjuiciar al Presidente de la República y a los ex ministros Alejandro Izaguirre y Reinaldo Figueredo.

            El pasado 9 de marzo, en mensaje dirigido a la nación, expliqué minuciosamente la forma y las razones por las cuales se tramitó esa rectificación presupuestaria de 250 millones de bolívares, con cargo a los servicios de inteligencia y seguridad del Estado. Fue una explicación precisa y clara. Nada tengo que rectificar o agregar a lo que allí dije. Y una vez más quiero dejar constancia de que no hubo delito alguno. Y jamás podrá presentarse, tampoco, prueba que ponga en tela de juicio la conducta del Ministro de Relaciones Interiores que tuvo a su cargo el manejo de esa partida, como del Ministro de la Secretaría que no tuvo ninguna injerencia en su manejo.

            Me dirijo hoy a todos mis compatriotas y a todos los extranjeros que han hecho de Venezuela su patria. Quien como yo, que ha dedicado su vida entera a la conquista, defensa y consolidación de la democracia, no tiene que ratificar que acato esta decisión de la Corte Suprema de justicia. No la juzgo. Será la historia —implacable en su veredicto— la que lo hará más adelante. Y la acato, porque asumo mi responsabilidad como Presidente, como poder y como venezolano. Del mismo modo que tendrán que asumir la suya quienes han conducido al país a esta encrucijada dramática de su historia.

            Lo que más me duele es que esta decisión de la Corte Suprema de justicia se produce en el mismo momento en que el país se enrumba positiva y francamente hacia su recuperación política y económica. En lo político, los venezolanos han escogido sus candidatos presidenciales para así cumplir con la renovación democrática de la conducción de la jefatura del Estado. Un aire de satisfacción se respira, hasta este momento, de plena normalización de la vida institucional. En lo económico, comienzan a confirmarse con nitidez los avances sustanciales en el proceso de recuperación productiva después de los inmensos sacrificios que hemos hecho todos para modernizar la economía nacional.

            Estábamos viviendo un período de franca tranquilidad que expresaba el apaciguamiento de las tensiones experimentadas por el país desde el año pasado.


No me perdonan que haya sido dos veces Presidente por aclamación popular. No me perdonan que sea parte consubstancial de la historia venezolana de este medio siglo. No me perdonan que haya enfrentado todos los avatares para salir victorioso de ellos. No se me perdonan ni mis errores ni mis aciertos. Pero aquí estoy: entero y dedicado a Venezuela. Consagrado con pasión hoy, como ayer, al servicio de los venezolanos. De todos. De los que me apoyan, de los que me adversan y de los que tienen duda. Aquí estoy.
Fue en 1992 que brotó la soterrada conspiración civil, que aprovechó astutamente la conmoción producida por la felonía de los militares golpistas. La misma conspiración de hoy que recurre a otros métodos, porque se agotaron todos los demás, desde la metralla y el bombardeo implacable hasta la muerte moral. Si no abrigara tanta convicción en la transparencia de mi conducta que jamás manchará mi historia, y en la seguridad del veredicto final de justicia, no tengo inconveniente en confesar que hubiera preferido la otra muerte.


 La decisión de la Corte Suprema de Justicia cambia radicalmente este cuadro

            Ratifico ante mis compatriotas que no he incurrido ni en éste, ni en ningún otro caso, en manejos ilícitos, impropios o irregulares. No me he enriquecido jamás. Mi ambición siempre ha sido contribuir con mi esfuerzo a perfilar un rumbo moderno y promisorio para Venezuela.

            De mí se han dicho y se dicen muchas cosas. Se podrán decir todas las que se quieran en el terreno político. Esta es la práctica de una democracia activa y vigorosa. Pero nunca, ¡nunca!, podrá decirse que me he aprovechado en términos personales de las posiciones que he ocupado por voluntad del pueblo. Tampoco nadie me podrá enrostrar que he propiciado, estimulado o provocado la comisión de hechos ilícitos.

            El dinero de la partida secreta, por el cual la Corte Suprema de justicia ha acordado el enjuiciamiento del Presidente de la República, en este y en todos los casos, ha sido utilizado de acuerdo a las disposiciones que la ley prevé.

            Ahora nos enfrentamos al juicio. No solicitaré de los señores senadores que anulen la decisión de la Corte Suprema de justicia. Sino que les pido reflexionar sobre la insólita e innoble crisis que ahora se le abre al país con la decisión de una Corte que debemos respetar y acatar pero que crea el insólito precedente de actuar como un organismo político que desatiende sus nobles y altos cometidos de darle majestad a la justicia.

            Allí iniciaré una nueva etapa de mi vida política que nunca ha dado tregua a sus afanes. Allí anunciaré que más allá de asumir mis enteras responsabilidades en el juicio que se me inicia, me lanzaré al rescate del sentimiento popular. No me defenderé porque no tengo nada de que defenderme. No me agrediré porque no he envilecido nunca el debate político ni con el insulto ni con la calumnia.

            Tal como lo establece la Constitución Nacional, procederé inmediatamente a entregarle el cargo al Presidente del Congreso, con el fin de que el Parlamento proceda a designar a la brevedad posible a quien ha de encargarse de la Presidencia, mientras se decida el juicio contra el Presidente de la República.

            Convoco a las fuerzas políticas, económicas, institucionales y sociales, a los medios de comunicación y a todos los venezolanos, a unirse alrededor del encargado de la Presidencia de la República que designe el Congreso para superar este momento aciago.

            Mi pasión, mi interés, el incansable quehacer que me ha caracterizado y el coraje que he demostrado en los momentos más difíciles siempre han estado al servicio de Venezuela. A lo largo de toda mi vida, desde que era apenas un adolescente, he consagrado mi existencia a los grandes intereses de nuestro pueblo. A Ustedes he consagrado mi destino.           


Quiera Dios que quienes han creado este conflicto absurdo no tengan motivos para arrepentirse.



CAP. (Congreso de la República el   20 de mayo de 1993).

miércoles, 27 de octubre de 2010

En Venezuela ¿Expropiarán a todos o No?

Proponemos para su consideración el presente artículo publicado en el Semanario Última Semana bajo la pluma de Nelson Flores.



Por la vigencia de lo expuesto en el mimso, lo dejamos para su consideración y comentarios. 

(Pulse Click sobre la lámina para ampliar la imagen).


¿Es la Constitución letra muerta y es este entonces un gobierno forajído?

 

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela


Derecho a la propiedad




Capítulo VII
De los Derechos Económicos
Artículo 115. Se garantiza el derecho de propiedad. Toda persona tiene derecho al uso, goce, disfrute y disposición de sus bienes. La propiedad estará sometida a las contribuciones, restricciones y obligaciones que establezca la ley con fines de utilidad pública o de interés general. Sólo por causa de utilidad pública o interés social, mediante sentencia firme y pago oportuno de justa indemnización, podrá ser declarada la expropiación de cualquier clase de bienes.




PARA FINALIZAR ESTA PUBLICACIÓN DE HOY,
COMPARTIMOS CON UDS UNA FRACCIÓN DE UN VALISOSÍSIMO TRABAJO DE INVESTIGACIÓN DE
LA UNAM EN http://www.juridicas.unam.mx/






jueves, 14 de octubre de 2010

Análisis de Resultados Elecciones Parlamentarias 2.010 (Venezuela)

Proponemos para su revisión y evaluación, esta presentación Completa del Estudio realizado por ODH Grupo Consultor C.A.


Felicitaciones al equípo de ODH por este excelente trabajo. 


(Pulse Click sobre cada lámina para ampliar la imagen).